martes, 8 de septiembre de 2009

Etiquetas de colores

Esta tarde he quedado con un viejo amigo que hacía mucho tiempo que no veía.
Lo que tienen mis encuentros con él es que tenemos mucho que contar, normalmente en poco tiempo, y que por alguna extraña razón terminamos divagando sobre temas o ideas que nos llevan a conclusiones... a veces claras, a veces ocurrentes, a veces locas... Y desde luego, que siempre me dan para escribir, hoy nos hemos centrado bastante en el tema de las parejas.

Una de esas ideas ha sido intentar simplificar el tema de encontrar pareja.

La base de nuestra idea era simple. Pegatinas de 3 colores distintos:
- Rojo: No me interesa
- Naranja (quiza mejor azul, no sea que en la noche se confunda con el rojo): Solo me interesa una historia pasajera/rollo de una noche (nota: separar ambas opciones en 2 distintas)
-Verde: Me interesa buscar una relación seria.

Pero a pesar de que la base suena bastante bien, pensandolo un poco más nos hemos dado cuenta de que tiene demasiados contras: que al ir conociendo a alguien resulte que quieras cambiar tu color de etiqueta (posible solución: al de X tiempo de salir quedar D día llevando las etiquetas de nuevo con el objetivo de saber si alguno de los dos ha cambiado de idea), posible confusión de los colores (fiesta y alcohol lo hacen muy posible) ... pero sobre todo, el simple hecho de los humanos siempre queremos más. Más relaciones más cortas, la misma relación pero más larga, x o y... por a o por b, siempre se quiere más.

Por ejemplo. Si en el menú hay de primero macarrones, lentejas y ensalada, siempre hay alguien que pregunta:
- ¿No podría comer arroz de primero?
- ¡No! lo que pone en el menú es lo que hay.

- ¿No podría cambiar un segundo por un primero?
- ¡No! El orden es el que es, uno de segundo, uno de segundo.

- ¿No podría...?
- ¡NO!

Ejemplo 2.

- Cariño, es hora de que pintemos esta habitación, tenemos estos 155 colores para elegir.
- Mmmm ninguno termina de convencerme, ¿no podriamos mezclar el 25 y el 130?

Así es, siempre queremos más de lo que se nos ofrece, con la consecuencia de que lo que era simple y sencillo, termina complicandose de una forma absurda e inegable. En el mercado de las ovejas, y los rotos y descosidos, funcionaría igual.

2 comentarios:

  1. A mi me encantaría poder definirme por un sólo color, o lo que es lo mismo, por una misma etiqueta, pero a medida que vas conociendo a la gente, o chicos en éste caso, todo se mezcla como en un arcoiris...
    Feliz domingo

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantando el ejemplo 2: los hombres no necesitamos distinguir más de ocho colores

    ResponderEliminar

¡¡¡Bienvenido!!! Disfruta tu visita y siéntete libre de dejar un comentario.