
Antes de acostarme, cuando ya había apagado el ordenador y todo, se me ocurrió hacer una consulta de última hora en la red, y por no volver a encender el portátil que tarda mil horas (los habitantes que debe de tener en su interior hacen barricada cada vez que pulso el 'on'), me conecté con el ipod (no, no pretendo escribir una referencia sobre él en cada post, es que ha coincidido así) y cuando estaba a punto de apagarlo ya... Zas! Se me cuelga el navegador. Noooooo!!!!!! Y no había manera de que hiciera nada, así que en un momento de brillante lucidez hice una de informáticos: apagar y volver a encender. Funcionó, menos mal, que momento tan angustioso, pensar que se había roto a la primera semana (algún día hablaré de mi condena con los aparatos electrónicos).
Ese fue el primer acontecimiento. Precede a quedarme dormida esta mañana y ser despertada a voz en grito por mi madre, enfrentarme a la báscula y perder
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