miércoles, 22 de julio de 2009

Después de Frenchie

Frenchie vino y se fue. Y en medio quedaron 3 días fabulosos que no creo poder olvidar. Ahora, entre lagrimones que persisten en quedarse conmigo desde la despedida en el aeropuerto, puedo decir que me alegro de no haberme dejado arrastrar por las inseguridades de la semana pasada, que puedo decir que no me arrepiento de nada que haya y no haya hecho.

No sé si arriesgarme a decir que el tiempo ha acompañado, dado que ayer mismo teníamos 40º grados a las 3 de la tarde, el viento era (aparte de escaso) abrasador, y salir por la tarde nos resulto tarea imposible. Sin embargo, para alguien como él, amante del sol y de la playa y del calor, viviendo en Inglaterra como está, fue todo un lujo que le hizo sonreír aún más, y por ver sonreír de esa manera a alguien aguanto el infierno y lo que haga falta.

Aunque solo hayan sido 3 días, nos ha dado tiempo a todo lo que estaba programado sin necesidad de estresarnos (que estábamos de vacaciones, hombre): ir a la playa, comer con los amigos, visitar el Guggenheim, hacer turismo, quedarnos en casa vegetales y sentarnos en una preciosa terraza a la orilla del mar a tomar un cafecito (si, mi adicción al café hace que lo tome con 40º y sin hielo), etc.

Nos hospedamos la primera noche en el hotel Carlton (porque sí, porque yo lo valgo, porque quise, porque había una oferta buenísima, porque quería que estuviésemos tranquilos sin fisgones ni oídos cotillas, porque lo merecíamos). El servicio muy amable y de lo más atento, el desayuno estuvo riquisimo (era buffet y me levanté como 3 veces) y la habitación… que habitación!!!!! Enorme (la habitación y la cama), y unas vistas a la plaza Moyua… no pude parar de reir, de correr por la habitación y de empaparme de todo lo posible durante un rato considerable. Esa siempre será nuestra habitación. La 513.


La despedida fue dura, intentamos hacerla lo más corta posible, pero aun así fue dura. No saber cuándo volveremos a vernos, o si nos volveremos a ver, que los 3 días volasen tan rápido, tantas cosas que han quedado por decir (porque hemos desarrollado una capacidad increíble para entender el acento vasco y francés del otro hablando en inglés), tantas cosas que no hemos podido todavía compartir… Ahora toca guardar bien los recuerdos de estos días, para no perderlos en ningún lugar, seguir adelante y sonreír, porque lo que hemos vivido y disfrutado del otro nadie podrá quitárnoslo.


2 comentarios:

  1. ays...me encanta que lo hayan disfrutado, besos

    ResponderEliminar
  2. Es bonito recordarlo y veo que te lo has pasado genial. Al principio es inevitable esa sensación con la que intentas batallar, pero lo estás haciendo muy bien, así que ánimo!! Y seguro que se vuelve a repetir si ha ido tan tan bien. Un beso!!

    ResponderEliminar

¡¡¡Bienvenido!!! Disfruta tu visita y siéntete libre de dejar un comentario.