Me he mordido las lenguas muchas veces poniéndome en su lugar, su adolescencia difícil, su vida ‘no del todo satisfactoria’ (como si alguien la tuviera), sus responsabilidades a una edad en la que no tendría que tenerlas…
He tirado del carro casi todo este tiempo, he tirado cuando él me ha dicho que después de todo este tiempo no sabe lo que quiere de mí, cuando lo más ‘profundo’ que me dice es un “me gustas” y me confiese que no sabe si alguna vez podrá quererme. Cuando sus ojos se van (y ronronea, por llamarlo de alguna manera) detrás de la primera niña mona que pasa aunque sea el primer día que me ve después de 3 meses sin vernos. Me he guardado las inseguridades que me asaltan cuando sale de noche loca, cuando desaparece un fin de semana y no sé nada de él, cuando de repente no quiere hablarme o deja de hacerlo y es porque está hablando con su ex (y su sospechosamente mejor amiga) o con alguna que ha conocido por internet. He seguido adelante a pesar de decirme que el lenguaje es una barrera, que a veces le resulta demasiado cansino no hablar el mismo idioma y no sabe si tenemos oportunidad de compartir cosas por esa razón, y al mismo no quiere aprender castellano porque ‘le da pereza’, pero el que yo me deslome y me deje los cuernos aprendiendo francés no importa.
Así que ya no sé si es ponerme paranoica o sacar los pies del tiesto cuando después de todo eso, algo tan simple como que no me conteste los mensajes tontos
¿Tanto pedir es que tu ‘novio’ te cuente las cosas antes que a una tía con la que hace más de un año que no habla? ¿Querer que comparta contigo lo que le hace polvo y lo que le alegra? ¿Qué tenga ojos solo para ti
Y no penséis que sabiendo que estas enfadada pero que no quieres ni hablarle porque estas cansada de discutir, él va a querer solucionar el tema, no, el señorito te dice que vale y sigue con su vida, al fin y al cabo, que se vaya de tu vida alguien que solo ‘te gusta’, tampoco es para tanto.
En mala hora he comprado esta mañana los billetes de tren…
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