martes, 27 de abril de 2010

Princess

Una vez cada seis meses más o menos, más más que menos, quedo con un ex compa de la uni. El viernes fue ese día.

Ya estamos acostumbrados a que se nos vaya un poco la hora (quedamos a eso de las 7 de la tarde y volvimos a casa como a las 3 de la mañana) y nos vamos de un lado a otro (aquí café, ahí cena, allí trago…bueno, el trago yo, que el pobre Muni tiene que llevar el coche, y como es un ‘agente de la ley’ no está bien que sea el primero que se lo salta).

Con Muni me lo paso en grande, tiene mis historias divertidísimas que contar, siempre hemos coincido en la misma frecuencia de estado emocional (o casi siempre) y tenemos muchas cosas en común. Casi podría decirse que es ‘Él’, si no llega a ser porque la atracción es nula entre nosotros. Yo tuve una temporada en que de nula pasó a ‘algo’ peor fue al principio y por suerte me sobrepuse y conseguí mantener la amistad sin darme un ostión (la primera y última vez me temo).
Una de las mejores cosas de quedar con Muni, además de lo bien que me lo paso, lo mucho que hablamos y demás, es que me trata como una princess, y no os voy a mentir, aunque a veces me las doy de dura e independiente y blablablá, me encanta que de vez en cuando me traten como una princesita.

Me parece que es algo que poco a poco se está perdiendo, o nos hacemos a la idea de que no va a pasar y vamos por delante de ese trato ‘delicado y amable’, o puede que es que yo tengo taaaaaan mal gusto con los hombres que siempre elijo a los menos detallistas (no me extrañaría que esta última fuera la razón, es bien conocido mi ojo defectuoso respecto al macho ibérico o extranjero, da lo mismo.

Pero bueno, de vez en cuando puedo darme el ‘lujo’ de tener una divertida y entretenida velada y que me traten de fabula, ¿Cómo voy a renunciar a eso por nada del mundo? Gracias Muni!!

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jueves, 15 de abril de 2010

Post Semana Santa Holidays

Aunque pudiera parecerlo, Paris no me engulló (ojalá, no me hubiera importado quedarme allí), pero el trabajo si que lo ha hecho nada más volver, de ahí tanta ausencia por aquí.

Las vacaciones de Semana Santa fueron cortas, muy cortas (¿dónde están aquellos 6 días?) y frias. Las mañanas lluviosas y las tardes soleadas, que para ser primeros de abril en Paris, no vamos a quejarnos, pero las temperaturas no creo que pasaran de los 10grados ningún día (salvo el de vuelta, que lució un sol cabrón resplandeciente desde primera hora).

Había más gente que pitilines (de quien sería la brillante de idea de ir en esas fechas... a sí! mia) y los puntos más turísticos eran imposibles. A menos que seas especialista en codazos y empujones mientras tu cartera está a salvo de manos indeseadas. Si no lo eres... aprendes, que no te queda otra. Las terrazas llenas, los restaurantes llenos, las calles llenas, los museos llenos... Solo, lo que es solo, no se podía estar.

El hotel estuvo muy bien, bueno, muy bien para la oferta que pillamos, porque por el precio normal... a lo mejor se puede encontrar algo mejor, o quizá no.
Nuestras habitaciones tenían bañera-jacuzzi, el desayuno buffet estaba bastante surtido (sobre todo en dulce, en salado solo había opción de unas lonchas de jamón y queso), limpio, muy amables... Situado a 5 min de la biblioteca Francois Miterrand, en 15 minutos estabas en el centro, y a la vuelta de la esquina había un restaurante italiano de cine, comida riquisima, buenas raciones y bastante barato. Casa Tito (si mal no recuerdo el nombre). A destacar las fresas con chatilly (y la lasaña, y las ensaladas, y las pizzas...).

Con Frenchie todo ha ido muy bien (una vez más), hemos paseado mucho, nos hemos reido, he conocido a sus amigos y parece que poco a poco va soltandose para hacer monerias (ya le está costando, ya...). La despedida fue dura, cada vez lo es más, y yo que soy de lagrima fácil, imaginaos la situación, Gare de Lyon, andén 'E', la gente despidiendose de sus familiares/amigos/parejas, sonrisas por aquí y por allá, y de repente zas!, una tia llorando a moco tendido, mientras el pobre chico que tiene delante pone cara de impotencia y pena (¿o es de vergüenza ajena?) e intenta consolarla. Y cuando ella intenta hablar suena como una cria en plena pataleta. Él subió en el tren y yo me recorrí medio Paris a lagrimones.

Y una vez de vuelta a curro, más de lo mismo que antes de marchar, pero en dosis muuuucho mayores, así que no hay ni tiempo de sentarse a escribir el blog. Esperemos que las cosas se calmen. De momento me han renovado el contrato por otros 9 meses, los últimos de mi periodo de practicas, después... después ya se verá, en 9 meses pueden pasar muchas cosas...

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