jueves, 15 de abril de 2010

Post Semana Santa Holidays

Aunque pudiera parecerlo, Paris no me engulló (ojalá, no me hubiera importado quedarme allí), pero el trabajo si que lo ha hecho nada más volver, de ahí tanta ausencia por aquí.

Las vacaciones de Semana Santa fueron cortas, muy cortas (¿dónde están aquellos 6 días?) y frias. Las mañanas lluviosas y las tardes soleadas, que para ser primeros de abril en Paris, no vamos a quejarnos, pero las temperaturas no creo que pasaran de los 10grados ningún día (salvo el de vuelta, que lució un sol cabrón resplandeciente desde primera hora).

Había más gente que pitilines (de quien sería la brillante de idea de ir en esas fechas... a sí! mia) y los puntos más turísticos eran imposibles. A menos que seas especialista en codazos y empujones mientras tu cartera está a salvo de manos indeseadas. Si no lo eres... aprendes, que no te queda otra. Las terrazas llenas, los restaurantes llenos, las calles llenas, los museos llenos... Solo, lo que es solo, no se podía estar.

El hotel estuvo muy bien, bueno, muy bien para la oferta que pillamos, porque por el precio normal... a lo mejor se puede encontrar algo mejor, o quizá no.
Nuestras habitaciones tenían bañera-jacuzzi, el desayuno buffet estaba bastante surtido (sobre todo en dulce, en salado solo había opción de unas lonchas de jamón y queso), limpio, muy amables... Situado a 5 min de la biblioteca Francois Miterrand, en 15 minutos estabas en el centro, y a la vuelta de la esquina había un restaurante italiano de cine, comida riquisima, buenas raciones y bastante barato. Casa Tito (si mal no recuerdo el nombre). A destacar las fresas con chatilly (y la lasaña, y las ensaladas, y las pizzas...).

Con Frenchie todo ha ido muy bien (una vez más), hemos paseado mucho, nos hemos reido, he conocido a sus amigos y parece que poco a poco va soltandose para hacer monerias (ya le está costando, ya...). La despedida fue dura, cada vez lo es más, y yo que soy de lagrima fácil, imaginaos la situación, Gare de Lyon, andén 'E', la gente despidiendose de sus familiares/amigos/parejas, sonrisas por aquí y por allá, y de repente zas!, una tia llorando a moco tendido, mientras el pobre chico que tiene delante pone cara de impotencia y pena (¿o es de vergüenza ajena?) e intenta consolarla. Y cuando ella intenta hablar suena como una cria en plena pataleta. Él subió en el tren y yo me recorrí medio Paris a lagrimones.

Y una vez de vuelta a curro, más de lo mismo que antes de marchar, pero en dosis muuuucho mayores, así que no hay ni tiempo de sentarse a escribir el blog. Esperemos que las cosas se calmen. De momento me han renovado el contrato por otros 9 meses, los últimos de mi periodo de practicas, después... después ya se verá, en 9 meses pueden pasar muchas cosas...

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